El sábado se localizó una cría de corzo abatida
La Asociación de Vigilantes de Seguridad Privada de Asturias (AVISPA) y la Asociación de Guardas de Caza del Principado de Asturias (ASGUCA) han manifestado esta mañana su preocupación «por el aumento de las actividades furtivas en los Cotos Regionales de Caza donde ejercen sus funciones profesionales la Guardería Privada, compuesta por los Guardas Rurales de Caza, como personal de seguridad privada».
El último operativo conjunto entre los miembros de la Guardería del Coto de Valdés y Cudillero, el pasado sábado, dio como resultado la identificación, y posterior denuncia ante el Cuartel de la Guardia Civil de El Pitu en Cudillero, de un vecino de la localidad.
La Guardería del Coto de Cudillero fue alertada por los propios cazadores de que se estaban escuchando disparos en las inmediaciones del Monte Santa Ana. El guarda rural, en colaboración con la Guardería del Coto de Valdés, dispuso entonces un operativo de vigilancia y seguimiento en la zona, tras el que se localizó una cría de corzo muerta, de unos 10 kilos de peso y de un año de edad aproximadamente, «abatida por arma de fuego, concretamente por disparo de rifle, posiblemente de calibre 300, según el orificio de entrada en el costado del animal».
Poco después de localizar la pieza abatida, y continuando con la vigilancia establecida, se sorprendió a un vecino que acudía al lugar para, «presuntamente realizar el transporte de la pieza para y entregarla al autor de los disparos que, se supone, previamente había cometido la acción furtiva».
El individuo, apuntan, fue identificado y se presentó denuncia ante la Guardia Civil para la apertura de las correspondientes diligencias de investigación e imputación.
Estos hechos, señalan desde AVISPA y ASGUCA, «además de ilegales y contrarios a la normativa reguladora y resto de normas concordantes en vigor en cuanto a la actividad cinegética en temporada de caza, suponen una infracción muy grave, al estar prohibida la caza de crías de jabalí (rayones), venado, gamo, corzo y rebeco».
A su juicio, «quien abate y da muerte a una cría, sería capaz también de disparar a otras especies protegidas o amenazadas, como el Oso Pardo o el lobo, además del peligro que supone para las personas y lugareños que residan en zonas próximas a donde los furtivos ejerzan su ilegal actividad».