Un paseo por Cangas en silla de ruedas

Una veintena de personas se ‘pone los zapatos’ de las personas con discapacidad

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Entender los obstáculos a los que se enfrentan diariamente las personas que van en silla de ruedas o con movilidad reducida y concienciar de la necesidad de eliminar las barreras era la intención de la actividad llevada a cabo ayer en Cangas del Narcea, bajo el título ‘Ponte mis zapatos’, y organizada por el CAI Penlés y ACAD (asociación canguesa de personas con discapacidad), en colaboración con Cruz Roja, para conmemorar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
A las 12 del mediodía, en torno a medio centenar de personas se dieron cita en los locales de la Cruz Roja para iniciar un recorrido por Cangas y descubrir los puntos débiles de la villa en cuanto a accesibilidad y si las aceras y rampas son adecuadas, están en buen estado y libres de obstáculos. En las sillas de ruedas y empujándolas, personas que habitualmente no precisan utilizarla.

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La primera dificultad la encontraron nada más llegar a la calle Pintor Luis Álvarez, donde fue preciso circular por la carretera para llegar al paso de peatones. La subida hasta la plaza de Asturias no fue mucho mejor, ya que la acera se estrechaba considerablemente. Los participantes se encontraron con numerosos obstáculos, desde terrazas de hostelería en mitad de la acera interrumpiendo el paso, a coches aparcados en las aceras que les obligaban a salir a la carretera. Tampoco la experiencia en las administraciones fue mucho mejor. Acceder a la oficina de recaudación, en la calle Carmen del Conde, o el Centro de Salud Mental, en el convento, es imposible sin salvar unas cuantas escaleras. 
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En el Ayuntamiento existen rampas para acceder a través del parque, pero no es posible la comunicación entre la planta superior y la inferior. La oficina de Correos y el registro de la propiedad son otros de los puntos sin accesibilidad. En el lado contrario, algunas excepciones, como el juzgado o la Casa de Cultura, que cuentan con rampas adecuadas y ascensor.
La presidenta de ACAD, Fina Villar, explicó que las dificultades no sólo las sufren aquellos que van en sillas de ruedas, sino también con carritos de bebé o las personas con muletas. Además, señaló que ni siquiera los sitios públicos de la villa son accesibles: «ni Correos, ni registro e incluso algunas zonas del Ayuntamiento, como la de tramitación del DNI tiene escaleras». Aunque se ha mejorado en muchos aspectos, «todavía queda mucho trabajo por hacer», subrayó.
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La directora del CAI Penlés, Ana Rosa Arce, agradeció la colaboración en la actividad de todas las organizaciones implicadas, así como de vecinos y familiares. La intención, además de denunciar la presencia de barreras arquitectónicas, «era ofrecer el mensaje de que muchas veces también el tema de la accesibilidad es cuestión de actitud. Hemos visto los coches montados en las aceras o dejar la basura en la calle. También a la hora de hacer las rampas, porque hay algunas que son impracticables. O incluso que e alcantarillado esté o no a ras del suelo». Todo ello son «pequeñas cosas que teniendo una actitud más abiertas nos facilitan más las cosas a los demás».
También dos de los usuarios del CAI, Rosamari Fernández y José Manuel Alonso, explicaron que «sólo hacen falta pequeñas actitudes, como evitar poner los coches en las aceras o las terrazas de los restaurantes, para hacernos la vida un poco más fácil».

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